Las primeras experiencias son siempre un sentimiento de adrenalina, expectativa e ilusión desbordante difícilmente descriptible pero con un resultado altamente excitante y satisfactorio.
Junto a nuestros compañeros, deambulamos por diferentes aplicaciones y herramientas informáticas aplicables al aula con las que presentamos un proyecto final ante nuestros compañeros, a fin de desarrollar nuestras destrezas con estos programas al mismo tiempo que nos enriquecíamos de la cultura y el saber que nos ofrecían el resto de docentes.
No obstante, si el curso ha sido satisfactorio, todavía más lo han sido los momentos cotidianos fuera de clase vividos con compañeros mientras visitábamos ciudades como La Valeta, Mdina, Rabat, Marsaxlokk o la isla de Gozo.
Si de algo estamos seguros tras nuestra experiencia Erasmus+ es de que la necesidad de compartir experiencias junto a docentes de diferentes partes de Europa es un hecho irrefutable, pues la oportunidad de trabajar en proyectos junto a ellos en el futuro marcará nuestro quehacer docente de una forma inmejorable. Esperamos que los contactos realizados a partir de nuestra experiencia se materialicen en futuras prácticas con otros países de Europa.
En definitiva, ha sido este el primer punto de nuestra aventura con Erasmus+, pero esperamos que no sea el último y animamos fervientemente a que otros docentes puedan disfrutar de esta preciada oportunidad: “When there’s a will, there’s a way”.
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